jueves, 16 de septiembre de 2010

Calentando motores.

A lo largo de la semana hemos ido poniendo a punto esa entrañable "maquinaria" que es nuestro grupo de alumnos. Comprobamos con satisfacción la alegría que les supone a ellos la vuelta al aula, su aula, porque la sienten suya. Van a los rincones a comprobar si ha habido cambios, si hay algún juguete nuevo que explorar, si duermen en su cunita los muñecos o si hay nuevos apilables con los que construir puentes, fortificaciones y castillos maravillosos de duendes, fantasmas, ogros y malvadas brujas.
Ah, las brujas... Aquellas de los cuentos clásicos que nuestra inefable ministra pretende quitar del mundo infantil porque atentan... ¿contra qué? ¡ si a los niños son los que más les gustan!

En fin, a lo que iba. que abrimos el curso las maestras de Infantil continuando con el trabajo por proyectos que iniciamos el año pasado. Este año pretendemos trabajar los siguientes:
  •  La escuela. Periodo de adaptación.
  • Historia de... (el cuerpo, la familia)
  • ¿Quién lo mueve? (los sentidos, el otoño)
  • La Navidad
  • Cumpleaños (los juguetes, celebraciones, el invierno)
  • Sombras misteriosas (carnaval)
  • ¿Cómo viven allí? (viviendas, etnias)
  • Proyecto para el día del centro sobre nuestro medio natural.
  • ¿Respiran los peces? (animales, verano)
El curso pasado comprobamos que el trabajo por proyectos conlleva un intenso trabajo en lo relativo a programación, organización de espacios y recursos y búsqueda de materiales entre otros, pero además tiempo, mucho tiempo. Sin embargo son muchas las recompensas que encontramos fruto de este trabajo preparatorio: los alumnos disfrutaron aprendiendo - y con ellos, nosotras por supuesto-, los padres se implicaron aportando información y/o materiales, se ampliaron muchísimo los conceptos, se aprendió un vocabulario nuevo para ellos, más allá de la acotación que supone trabajar los típìcos conceptos que se aplican a la educación infantil habitualmente; se trasladó el aula fuera del espacio convencional,  aprovechando otros espacios con indudable valor educativo que están a menudo muy desaprovechados y además, hicimos una exposición con el PRODUCTO que nos permite recordar cosas aprendidas y mantener vivos esos aprendizajes, al uso, o sea, "enganchados". Entre esos "productos" tenemos un planetario, pósters con la cadena alimenticia, herbarios, libros que fueron viajeros, un campamento y otras muchas cosas más que fueron creadas por ellos, porque nosotras sólo pusimos nuestra planificación y nuestra ilusión, el resto lo hicieron los niños.
En resumen, tal vez debemos pensar en ir abandonando un poco nuestro rol de protagonistas como educadores, para ceder el terreno al grupo y que sean ellos los principales gestores de cada proyecto, en la convicción de que ellos sabrán marcar el camino con la mayor fidelidad a sus intereses, desde el punto de vista infantil, y no con la mirada de un adulto.
Un saludo a todos.
Ana

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